Daniel Cuéllar – Juan Manuel Espinosa / SEVILLA

El Corredor Verde del Guadiamar constituye un enclave fundamental para la preservación del ecosistema sostenible en el entorno del Parque Nacional de Doñana. Tras el desafortunado desastre que atentó contra el ecosistema en el que habitaban millones de especies animales y vegetales en 1998, con la ruptura de una balsa de metales pesados de las minas de Aznalcóllar, se ha llevado a cabo un plan de recuperación de este entorno, con el fin de poder preservar las especies, algunas de ellas en peligro de extinción. Con la creación de este Corredor Verde de aproximadamente 80 kilómetros, que une Doñana con la Sierra Norte de Sevilla, se ha facilitado también la movilidad del Lince Ibérico, localizado hasta el momento tan sólo en el entorno del Parque Nacional.

Paseando por el Corredor Verde del Guadiamar

Paseando por el Corredor Verde del Guadiamar

La comarca sevillana del Aljarafe abarca parte de lo que se considera preparque, dada la importancia que el Corredor Verde aporta a Doñana. En esta ocasión hemos hecho una parada en el Centro de Visitantes del Corredor Verde del Guadiamar, que se encuentra en la localidad de Aznalcázar, con el fin de poder observar el paisaje protegido desde el accidente minero de 1998. Tras su importante labor de restauración se han abierto varios senderos ecológicos que permiten contemplar la frondosa vegetación de ribera, gracias a la humedad que le proporciona el río Guadiamar.

Este centro está gestionado por la empresa Guadiamar Educa desde el año 2009, una entidad que se crea con la finalidad de acercar el patrimonio natural-cultural a la población, desarrollar proyectos educativos coherentes con las finalidades de la Educación Ambiental y fomentar el uso sostenible del Espacio Protegido Corredor Verde del Guadiamar, poniendo en valor los recursos y el patrimonio del entorno.

Vista del Corredor Verde desde la Fuente Vieja

Vista del Corredor Verde desde la Fuente Vieja

Comenzamos el día con un estupendo desayuno respirando el aire fresco de la mañana en el Centro, acompañado de productos típicos locales, como son la bollería y el pan del obrador Aznapan, aderezado con el aceite de oliva de la cooperativa Cobelén, de su pueblo vecino, Pilas.

Carmen, junto a la alcaldesa de Aznalcázar, Manuela Cabello

Carmen, junto a la alcaldesa de Aznalcázar, Manuela Cabello

Una vez cargadas las pilas, Carmen e Inma, las gestoras del centro, nos invitan a conocer algunas de las actividades que llevan a cabo en el centro. Para ello, a la puerta nos esperan unas carriolas rocieras, que nos llevarán a recorrer los caminos y veredas del camino del Rocío, pudiendo contemplar  el espectacular paisaje de la zona, hasta llegar al Vado de Quema, lugar emblemático del camino rociero, porque es donde las carretas han de atravesar el río Guadiamar, y donde se producen cada año, cientos de bautizos de romeros que realizan por primera vez este camino de devoción, como es nuestro caso. Así, el equipo de Trotamundo fue bautizado como Espino Marismeño.

Juan aprende a tocar la caña

Juan aprende a tocar la caña

Allí precisamente, también tuvimos la oportunidad de disfrutar de un picnic animado con el cante de Ana de la Rosa Carmona al sonido de las guitarras, y aderezado con aceitunas y rebujito fresco. Las sevillanas dedicadas a la Virgen del Rocío nos trasladan a ese mismo lugar durante el mes de junio, cuando los cientos de hermandades cruzan el río, camino de la aldea de El Rocío.

Emblemático Vado de Quema

Emblemático Vado de Quema

En el camino de vuelta hicimos una breve parada para conocer de cerca una romería muy peculiar, que se hizo por la devoción de varios vecinos de Aznalcázar, por un legendario Alcornoque que custodia un área donde predomina la encina. Esta romería tiene lugar uno de los últimos fines de semana de Marzo, y cada año cuenta con un mayor número de simpatizantes que acompañan al simpecado del Alcornoque, en esta tradicional festividad.

Uno de los fundadores de la Romería del Alcornoque

Uno de los fundadores de la Romería del Alcornoque

 

Terminamos el paseo en carriola en el Camping Dehesa Nueva situado en los pinares de Aznalcázar, donde disfrutamos de un delicioso almuerzo a la orilla de su espectacular piscina. La comida estaba compuesta por verduras ecológicas de Aznalcázar en conserva, además de una paella con pato, y otra vegetal, elaboradas con Arroz Doña Ana, sembrados y recolectados en la localidad de Isla Mayor por la empresa Arrozúa.

Después  del exquisito almuerzo nos dirigimos de nuevo hacia el Centro de Visitantes donde nos esperaban para practicar la divertida actividad de kayak en el Río Guadiamar. Fue una experiencia muy amena, ya que recorrimos unos 4 kilómetros río arriba contemplando su vegetación y las zonas desde donde acceden los vecinos de la localidad para bañarse en el río. Se trata de una actividad muy recomendable para todo aquel que quiera desconectar del estrés y de la monotonía, y así poder entonar directamente con la naturaleza y disfrutar de la paz interior que esto proporciona al ser humano.

Disfrutando de un paseo por el Guadiamar

Disfrutando de un paseo por el Guadiamar

El centro también dispone de otras muchas actividades enfocadas directamente en los más pequeños como salto con tirolina o castillo hinchable, y donde los padres pueden estar viendo a sus hijos pasarlo bien desde la terraza de su cafetería-restaurante, en plena naturaleza.

También tuvimos una extensa explicación en el Centro de Interpretación del Corredor Verde del Guadiamar de como fue la restauración y limpieza de la zona tras el desastre y de todas las especies animales que tuvieron que salvar tras lo ocurrido. Sin duda una gran labor de solidaridad con el hábitat de estas especies autóctonas.

Carmen explica la historia del Corredor Verde

Carmen explica la historia del Corredor Verde

Terminamos nuestra visita con un paseo a pie por el Corredor Verde, hasta salir a la Fuente Vieja, un enclave donde pudimos apreciamos más de cerca aún, la belleza de nuestros campos en primavera, con las mejores vistas que las trabajadoras del centro nos quisieron enseñar para nuestro disfrute.

Vista de la Fuente Vieja de Aznalcázar

Vista de la Fuente Vieja de Aznalcázar

No queremos terminar este post sin agradecer sobre todo a las trabajadoras del Centro de Visitantes del Corredor Verde del Guadiamar , Carmen, Inma y Eva por su labor e implicación en el cuidado y mantenimiento del entorno rural y por la difusión que realizan para que todo el mundo pueda disfrutar de este pequeño paraíso que tenemos aquí tan cerca y que aún sigue resultando tan desconocido para muchos.