Daniel Cuéllar / SEVILLA

La Sierra Norte de Sevilla forma parte del conjunto montañoso de Sierra Morena. Con distinto nombre en cada provincia, pero con la misma orografía, el macizo divide la Vega sevillana de la provincia de Badajoz.

Para visitar la Sierra Norte desde la capital, hay que tomar la carretera de Cantillana, y desde allí continuar hasta El Pedroso, el primer pueblo serrano que nos encontraremos en el camino. La carretera es sinuosa, pero merece la pena recorrer los 30 kilómetros que dividen ambas localidades, rodeados de encinas y alcornoques, y con varios desvíos a los cortijos de la zona.

Una vez en el pueblo, donde llega la línea de cercanías C3 de Renfe, es inexcusable hacer una breve parada en la taberna El Cruce -o «Casa Pepe»- para poder degustar la gastronomía típica de la sierra: el venado en salsa y el jabalí al romero.

Tras la comida se reanuda la marcha dirección Cazalla de la Sierra, famosa sobre todo por sus licores. Con sus más de 5000 habitantes, es cabeza de partido judicial y engloba a los municipios de Alanís, Almadén de la Plata, Cazalla de la Sierra, Constantina, El Pedroso, El Real de la Jara, Guadalcanal, Las Navas de la Concepción y San Nicolás del Puerto.

Sus calles empedradas, la Iglesia de Nuestra Señora de la Consolación, que de haber tenido una columna más hubiera sido Catedral, y su Cartuja que data del siglo XV son los secretos que esconde localidad serrana.

Continuando por la carretera dirección Constantina, cada vez más estrecha y en peor estado, llegamos a la estación de tren Constantina- Cazalla, en mitad de la nada, y que es el final de la línea de Cercanías que viene de Sevilla. Justo al lado parte una angosta carretera dirección a San Nicolás del Puerto, nuestro próximo destino.

Son las cuatro de la tarde y el sol calienta, a pesar de estar ya en el mes de noviembre. Un gran número de vehículos se amontonan aparcados a ambos lados de la carretera. Un cartel indica que la Cascada del Huéznar se encuentra a 100 metros, por lo que resulta inevitable hacer una parada.

Tras recorrer un sendero se llega a una gran explanada donde hay un gran edificio, que en su día albergó una gran central hidroeléctrica. A su lado baja un riachuelo que hay que cruzar por un puente hecho con lo que en su día fue una torreta de cables de la luz. A escasos metros y bajando entre las rocas se puede contemplar una de las grandes maravillas que esconde la provincia. Una caída de agua de casi 10 metros que reposa sobre un gran pozo en el río. Decenas de personas lo están contemplando, mientras una madre comenta con su hijo que en esa zona no está permitido el baño, y que estaban sancionando con multas de hasta mil euros.

De vuelta al coche, se continúa ruta hasta San Nicolás. Un pueblo más pequeño que Cazalla, pero con un encanto singular. Un paseo y una playa fluvial endulza las noches de verano de los vecinos, y una Noche del Terror en pleno julio es el mayor reclamo que tiene la Sierra Norte en esas fechas, pues acude gente desde todos los rincones de Andalucía. Lo más peculiar es que esa noche colaboran todos los vecinos del pueblo, desde los más niños a los más mayores, para crear un espectáculo inolvidable, que conseguirá hacer de esta fiesta, un evento ineludible para las siguientes ediciones.

San Nicolás tiene además un área recreativa donde tiene lugar uno de los espectáculos de la naturaleza más asombrosos: el nacimiento del río Huéznar. Un gran pozo del que fluyen a borbotones pequeños chorros de agua desde el interior de la tierra.

Junto a esta área, pasa la Vía Verde del antiguo ramal de ferrocarril que unía la estación de Constantina- Cazalla, con el Cerro del Hierro, un antiguo enclave minero a tan sólo cuatro kilómetros de San Nicolás del Puerto. Se puede ir a pie o en bicicleta a través de la Vía Verde, o bien en coche, por la carretera dirección a Constantina.

Al llegar al enclave, se contempla un entorno diferente al que estamos acostumbrados en la sierra. Cientos de cerros dibujan un paisaje escarpado, de color arcilloso. Una senda acondicionada nos conduce por los pasadizos, a través de los cuales, las vagonetas extraían el hierro. Edificaciones ruinas, viejos cargaderos y puentes caídos por los que algún día pasaron trenes cargados de mineral. Curioso es que con material extraído de esta mina se forjaron las rejas de las fachadas de la antigua Fábrica de Tabacos, hoy sede de la Universidad de Sevilla, o la estructura del puente de Isabel II (Puente de Triana) sobre el Guadalquivir.

De vuelta hacia la capital, desde San Nicolás se encuentra la localidad de Constantina, cuyo centro fue declarado como Bien de Interés Cultural en el año 2004, junto con su castillo. Durante el siglo XIX y hasta mediados del siglo XX, Constantina destacó por su entramado industrial, destacando por sus fábricas de hielo, destilerías, fábricas de corcho o almazaras de aceite. Con la posterior desindustrialización que sufrió la comunidad andaluza, la industria decayó, provocando un éxodo poblacional. Hoy en día persiste una fábrica de anisados, especializada en la producción de la crema de guinda.

La Sierra Norte de Sevilla alberga un sinfín de lugares para hacer una escapada y desconectar del estrés de la gran urbe. Muchos de ellos tan sólo los conocen los vecinos más aventurados, y otros, son descubiertos por azar. Mientras tanto, ella sigue quieta, inamovible, esperando ser descubierta, esperando un reencuentro con los que un día marcharon a ganarse la vida en la ciudad.