Daniel Cuéllar / MÁLAGA

Málaga es sin duda, uno de los mejores destinos de sol y playa de nuestro país. Pero no es sólo eso, porque guarda una esencia especial, que se remonta a la época de la reconquista en 1487, uno de los episodios más sangrientos en la guerra final contra el Reino nazarí de Granada, donde el asedio de la ciudad fue uno de los más largos de la Reconquista, ya que duró 6 meses y cortó el suministro de alimentos. La población fue por ello castigada a la esclavitud y en su mayoría a la pena de muerte, por lo que quedó muy mermada, y se estableció la norma de que quien viniese a la ciudad, ya no podría salir de ella. Y es por eso, que quien viene a Málaga, se queda, si no a vivir, con su esencia para siempre.

La ciudad conserva muchos restos de las distintas civilizaciones que pasaron por la ciudad, lugares que el equipo de TROTAMUNDO.ES tuvo la oportunidad de conocer, gracias a la empresa WeLoveMálaga, que ofreció un recorrido para los miembros de la asociación Andalucía Travel Bloggers, de la que nuestro portal forma parte. Desde íberos y romanos, hasta nuestros días, Málaga ha sido testigo de la historia, la más reciente, la constitución de 1978, plasmada en su plaza del mismo nombre, con las publicaciones de los diarios más importantes de la época.

Numerosos edificios y restos históricos ornamentan la ciudad, desde el teatro romano, el futuro museo de Bellas Artes, o el ensanche de la famosa calle Larios, pero sin duda, el más representativo es la estampa de su catedral incompleta, apodada cariñosamente como «la manquita», que auna en su estructura distintos estilos, desde el gótico al barroco, pasando por el Renacimiento.

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Torre de la catedral

Pero si algo han querido recuperar en la capital malagueña, es su legado andalusí, con la creación del Hammam Al Andalus, unos baños árabes que se ubica en el casco antiguo, y donde el viajero puede relajarse y experimentar sensaciones con los cinco sentidos, pero sobre todo con cariño. Un recorrido por distintas termas de agua fría, templada y caliente, combinado con una serie de terapias como masajes relajantes o baño kessa tradicional, donde el masajista enjabona el cuerpo y lo frota con el guante tradicional árabe (guante de kessa) y jabón de uva roja, consiguiendo eliminar las células muertas de la piel y activar la circulación sanguínea.

Siguiendo con la ruta por la ciudad, es la hora de comer, y con el agua se nos ha abierto el apetito. Nada mejor que disfrutar de una comida marroquí en el restaurante Mosaico, donde se puede degustar todo tipo de comida de nuestro continente vecino. Platos fríos como el tabulé, o el hummus, para ir abriendo boca.

Pero Málaga no sólo vive de la tradición, ya que es una ciudad del siglo XXI, conectada con Madrid con tren de alta velocidad, y con el resto del mundo, a través de su aeropuerto internacional. El metro se encuentra en construcción, aunque ya existen dos tramos en funcionamiento, y es una ciudad cosmopolita, sobre todo en el barrio del Soho, donde el arte se respira por las calles. Muy cerca se encuentra también el Centro de Arte Contemporáneo en un antiguo mercado a orillas del Guadalmedina, y próximo a los museos Thyssen y Picasso.

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Camaleón en el Soho

Pasear por la ciudad es dejar a un lado la historia, y al otro el porvenir del horizonte que se divisa contemplando el mar desde el centro comercial Muelle Uno, ubicado junto al puerto receptor de cruceros y al Centre Pompidou, y que reúne restaurantes, cafés, boutiques, además de un mercado de artesanos, que vende sus productos en los puestos a lo largo del paseo, como es el caso de la firma «Yobizna», que elabora en cerámica, las flores de jazmín que componen las biznagas, ramillete en forma de bola de laboriosa que venden los «biznagueros» y que es uno de los emblemas de Málaga.

Junto a la playa de la Malagueta se encuentra la plaza de toros del mismo nombre, y frente a ella, en la montaña, la alcazaba y el castillo de Gibralfaro, dos citas ineludibles, desde donde se contemplan las mejores vistas de la ciudad. Justo abajo, al otro lado de la montaña, se encuentra el Mercado de la Merced, donde se puede degustar la gastronomía típica de la ciudad. Un lugar que no ha perdido su esencia de lo que es, un mercado, y que a su vez, se suma a la nueva oferta gastronómica de mercados gourmet con la que ya cuentan ciudades como Madrid, Barcelona o Sevilla.

Pero si nos referimos a lugares emblemáticos, no nos podemos olvidar de la taberna El Pimpi, un lugar para degustar el vino de la provincia, y sin duda, una bodega regentada por artistas del panorama internacional, del cine o la cultura, que abarca desde la fallecida Duquesa de Alba, Antonio Banderas, o el escritor Antonio Gala, quien tiene una sala de tertulias con su nombre.

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Bodega El Pimpi

Es Málaga una ciudad de contrastes, donde ellos marcan la diferencia: modernidad e historia, diversión y solemnidad, de sol y playa, y a su vez montaña, pero sobre todo, un lugar de gente acogedora y hospitalaria.

¿Qué puedo hacer para conocer más cosas sobre Málaga?