Daniel Cuéllar / CIUDAD REAL

Fotografía: Juan I. Rozas Blanco / Propiedad del Ayto. de Daimiel

 

A tan sólo ocho kilómetros del río Guadiana, y en el término municipal de Daimiel, en la provincia de Ciudad Real, se encuentra La Motilla del Azuer, un asentamiento prehistórico, que data de la Edad del Bronce.

Para acceder a la Motilla, debe tomarse un desvío en la carretera que une Daimiel con Manzanares, y recorrer varios kilómetros por una pista sin asfaltar. A la llegada, el equipo de TROTAMUNDO, fue recibido por Miguel Torres, Arqueólogo de la Motilla del Azuer en el Ayuntamiento de Daimiel, quien nos ofreció un recorrido por el yacimiento, por cortesía del Consistorio daimieleño.

La Motilla

Hace 4000 años, concretamente entre el año 2200 y el 1300 a.C., junto a la vega del río Azuer, se asienta esta motilla, denominadas así porque al ser abandonadas, por el proceso de sedimentación se van creando unos montículos de forma cónica, que se eleva en el llano, o lo que es lo mismo, una mota.

Estas edificaciones son muy singulares, por el hecho de poseer una planta central, y estar rodeada de muros concéntricos. Actualmente se documentan una treintena de motillas en Castilla-La Mancha, localizadas en su mayoría en la provincia ciudadrealeña.

La Motilla del Azuer es, de todas las documentadas, la mas investigada desde el año 1974 por la Universidad de Granada , y la única en la que se puede realizar un recorrido por su interior. Los yacimientos más cercanos se encuentran a cinco kilómetros hacia el oeste, y a veinte hacia el este.

El yacimiento se divide en dos grandes áreas: por un lado muros, lugar donde se asentaban las zonas de poblamiento; por el otro, un recinto fortificado para defender los recursos productivos colectivos de los habitantes, ya que son los primeros seres humanos que se sedentarizan, y trabajan la agricultura itinerante, aprovechando los distintos terrenos según la temporada.

Otra particularidad de este tipo de asentamiento es que la zona de vivienda coincide con la necrópolis, no hay una zona definida para enterramientos, y éstos se realizan siempre en posición fetal.

La edificación de la Motilla se basaba en ir añadiendo nuevas murallas, ampliando constantemente hacia afuera. De este modo, ejercían una doble función, la de muro de carga y un método para potenciar el perímetro defensivo. Los materiales utilizados en la construcción era el mortero de barro, elaborado con arcilla de la vega del Azuer y la piedra caliza, predominante en la comarca.

La altura de la muralla estaba entre los dos y los tres metros, y varía el tipo de piedra, en función de la época de elaboración. Debido a los materiales, la dinámica constructiva era muy alta, por el constante deterioro de los muros.

La entrada al yacimiento tiene una puerta acodada, que da un giro de 180 grados, un sistema que se generaliza hasta bien entrada la Edad Media, y que ofrece una solución para acceder al interior, evitando una entrada directa y en bloque, como medida defensiva.

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Vista de la Motilla del Azuer

El comercio

En el interior de las murallas se encuentran varios silos para almacenar grano, lo cual da a entender que además de almacenar para el consumo, también se realizaba la venta del producto. También hay evidencias de que realizaba el trueque, aunque a pequeña escala.

El comercio estaba asociado al metal, en auge durante aquel periodo. Constancia queda por la existencia de hornos, que además de servir para procesar los alimentos, también eran utilizados para producir su propia cerámica.

Hay algunas evidencias como crisoles, para fabricar útiles de metal, aunque el material metálico documentado en la motilla es poco abundante, debido a que el entorno no es rico en cobre, y la actividad principal de la Motilla, se vincula más con la agricultura.

El carácter laberíntico de la motilla es otra particularidad del asentamiento, que de esta manera permite tener un control de los recursos básicos, mediante los silos, hornos de combustión, amarres para el ganado, vasijas de cerámica o capazos de esparto, y el recurso más importante, el agua, con la excavación del pozo central.

A través de los pasadizos laberinticos, se puede acceder a la torre, el punto más alto de la motilla, desde donde se contempla el pozo, que a día de hoy, es el más antiguo de la Península Ibérica. Este recurso acuífero varía su nivel, condicionado por las condiciones climatológicas, y dependiendo el caudal del río Azuer.

El Museo

Para completar la visita a la Motilla, es aconsejable visitar el Museo Comarcal de Daimiel, donde se encuentra todo el material encontrado en las excavaciones de la Motilla, además de otras piezas posteriores, que conforman un viaje hasta nuestros días. Otros elementos etnográficos, una importante colección de cerámica, maquetas, óleos, y dibujos completan el recorrido.