Mª Ángeles Femenías / SEVILLA

Existen mil y una maneras de celebrar las Pascuas en cada rinconcito de nuestra bella España. Algunos lugares se acogen a la tradición cristiana de la venida del niño Dios, representado en forma de figuras de barro o vivientes. Y donde las familias se reúnen alrededor de la mesa cargada de buenos manjares y al sonido de las panderetas y botellas de anís le acompañan las letras de los villancicos más populares. Las antiguas civilizaciones la navidad la consideraban la fiesta de la bienvenida al invierno.

Pero, pese a tradicionalismos, destacan algunos lugares peculiares donde poder viajar para tener unas vivencias totalmente distintas de dichas fiestas. Un ejemplo claro lo tenemos en Antequera (Málaga) donde a la tradicional Misa del Gallo se le suman grupos de bailaores al compás de la guitarra, dando vida a villancicos flamencos.

Otro ejemplo singular es Almuñécar (Granada), ya que reciben el año nuevo como nuestros hermanos escandinavos,  sumergiéndo sus cuerpos en las aguas de su mar mediterráneo.

Entre los lugares más singulares también está Archena (Murcia), donde podremos disfrutar de un mercado medieval con cantinas,  brujos, bufones y artistas de fuego,  todo ello con la recreación de belenes vivientes en el que sobre todo niños y mujeres dan vida a la época de niño Jesús.

Pero además del Sur, en el norte de España también existen tradiciones singulares. Es el caso de Caldes de Montequinto (Barcelona). En el centro del pueblo, lleno de fuentes de agua caliente, se reúnen cientos de puestos de animación que conseguirán entretener a los lugareños a cualquier hora del día.

Otro caso similar es el de Calonge (Girona) donde se colocan numerosos puestos de artesanía en estado puro y más de doscientas personas escenifican las distintos versículos de la biblia.

Y continuando con el recorrido, merece la pena realizar una parada en Balmeseda (Bizkaia) donde es popular la llegada del querido Olentzero,  el cual desciende de su montaña a lomo de su burro cargado de regalos e ilusión.

Bajando a Castilla merece la pena y visitar Montamarta (Zamora) donde los jóvenes solteros se reúnen y eligen a su “Zagarrón” al cual atuendan de una manera poco común, con toallas, colcha, un cencerro atado a la cintura, una máscara negra y por último un tridente que dejará pinchado en el altar, al terminar la misa, en los panes que se ofrecen para este evento.

Por último cabe destacar unas navidades mágicas en Asturias, concretamente en el municipio de Ponga,  en el que un duende enmascarado,  conocido por el nombre de “El Guirria “, cada Año Nuevo baja de su monte de Ponga convertido en un apuesto caballero en busca de besos de las hermosas mujeres del lugar. Entra en las casas saltando y haciendo huir a las bellas damas para no ser basadas ni pellizcadas.

Sin duda, unas tradiciones arraigadas a los distintos lugares de nuestro país, que se escapan de la típica Navidad convencional. Algo muy diferente, lugares que merece la pena visitar e ilusiones que merece la pena vivir, al menos, una vez en la vida.