D.C. / CASTELLÓN DE LA PLANA

El Campus de Gastronomía y Management Culinario Gasma en Castellón ha acogido esta mañana la entrega de premios de la Academia  de Gastronomía de la Comunidad Valenciana en un emotivo acto previo a un especial almuerzo servido por Rodrigo de la Calle y Miguel Barrera.

Sergio Adelantado, presidente de la Academia que entrega por primera vez estos premios, ha agradecido a la anterior presidenta, Cuchita Lluch, su entrega tantos años y ha recordado que «hablar de gastronomía es hablar de felicidad, de compartir, de disfrutar y de recordar» para mostrar a través de una leyenda cómo «la gastronomía influye en lo que comemos y en el cómo lo hacemos, en la identidad y en la cultura de nuestra comunidad».

Ricard Camarena, asesor de la academia, ha entregado el Premio Cocinero 2015 a Alberto Ferruz, alma de Bon Amb; Patricia Puerta, teniente de Alcaldesa, ha entregado el Premio Jefe de Sala 2015 a Casto Copete Fernández, maitre de Nou Manolin y ya Sergio Adelantado ha sido el encargado de entregar el Premio Bodega 2015 a Celler del Roure.

En el acto ha intervenido Javier Moliner, presidente de la Diputación  de Castellón, que ha dado la bienvenida a la ciudad mientras que la Generalitat Valenciana ha estado representada por Francesc Colomer, secretario autonómico de Turismo.

Casto Copete Fernádez recibe el premio a la Trayectoria tras 37 trabajando en el mundo de la hostelería de los cuales, 21 los ha dedicado al grupo Nou Manolín, donde trabaja como maitre con calidez y naturalidad pero sobre todo con la profesionalidad que le confiere su extensa experiencia reforzada por los numerosos cursos de especialización en los que ha participado.

Alberto Ferruz, comenzó su historia en Bon Amb en el verano de 2011 y en tan sólo 4 años ha logrado numerosas menciones en guías gastronómicas, una estrella en la Guía Michelín, el Premio al Plato de Alicante y dos Soles de la Guía Repsol lo que le convierten en el candidato perfecto a un premio más, el de la Excelencia.

El premio al Proyecto lo ha logrado la bodega Celler del Roure por haber trabajado para que esta empresa familiar de la Toscana Valenciana consiga poner sus caldos en las manos de los mejores summeliers de España y que sus etiquetas sean identificadas rápidamente como el mejor de los vinos. Pero lo ha logrado, sobre todo, por el maravilloso proyecto de recuperación de la elaboración de vinos como sus antepasados, recuperando métodos de elaboración, como el de las tinajas de barro enterradas y que permanecían «dormidas» desde hace más de 300 años en sus bodegas y que hoy ya han puesto 20 en funcionamiento para hacer vino como se hacía desde el siglo IV antes de Cristo hasta los años 30 del siglo pasado.