Daniel Cuéllar / MADRID / BARCELONA / SEVILLA / ASTURIAS

Miles de infraestructuras continúan a la espera de una solución de viabilidad por parte de los distintos organismos públicos de gobierno a nivel estatal, autonómico y local, mientras el deterioro se hace cada vez más evidente.

Son las 8 de la tarde de un viernes cualquiera, en la estación de Antón Martín de la línea 1 del metro de Madrid. Minerva Fuentes, profesora jubilada de la Complutense, baja corriendo las escaleras que dan acceso al andén con destino a Valdecarros mientras el convoy reanuda su marcha y se pierde por la negra boca que parte del apeadero. Sobresaltada mira el reloj que indica el tiempo que falta para que llegue el próximo tren. “¡Ocho minutos!” exclama. “Hace dos años no tenía que esperar tanto ni un domingo por la noche en la línea 11, cuando volvía de ver a mi hermana desde Carabanchel Alto”. Pero ha llegado la crisis, y tanto Minerva como el resto de usuarios asiduos del metro, se han tenido que ver obligados a salir siempre media hora antes de casa, como mínimo porque “nunca se sabe cuánto tiempo nos va a tocar esperar”.

Este es sólo un ejemplo del sinfín de infraestructuras que se encuentran infrautilizadas, dando una imagen de miseria y subdesarrollo. Desde que la empresa Metro de Madrid propuso un ERE voluntario el pasado año que afectó a 673 trabajadores, es usual ver cómo hay entradas cerradas, o proyectos inacabados, como la prolongación de la línea 7 hasta Torrejón, o derroches de millones innecesarios como la línea C3A de cercanías a San Martín de la Vega y el parque temático de la Warner que entró en funcionamiento en 2002 y diez años después fue clausurada definitivamente con el consiguiente levantamiento de vías, por favorecer a una empresa privada de autobuses.

Madrid se encuentra en ralentí. El faro de Moncloa, la torre panorámica de 92 metros de altura y desde la que se puede contemplar la gran ciudad, lleva cerrado desde hace más de 6 años, a la espera de financiación para su reapertura, desde que en 2008 fuera clausurado por incumplimiento de la normativa de seguridad.

Pero esto es sólo el principio de una sucesión de obras inacabadas, cerradas, abandonadas al amparo del olvido. En Barcelona aún sigue pendiente la apertura total de la línea 9, la que será la más larga de Europa con más de 44 kilómetros, y cuya obra finalizaría en 2010, y cuatro años más tarde, tan sólo está en funcionamiento una cuarta parte del recorrido, que corresponde al trayecto Can Zam – La Sagrega. Pero la Ciudad Condal se está apagando cada día, ya no se respira el ambiente festivo del Maremagnum y los cines Imax 3D de Port Vell han cerrado sus puertas por la baja afluencia de espectadores.

En Sevilla, la construcción de la ronda de circunvalación SE-40 se acaba de retomar en tres de sus tramos –inconexos, por la falta de presupuesto para realizar el túnel bajo el Guadalquivir-, tras varios años de abandono, que han requerido una inversión extra para el acondicionamiento de la zona ya en obras. El metro ha sido calificado según las estadísticas nacionales del INE, como el metropolitano que menos pasajeros perdió en el conjunto del primer trimestre de 2013 entre el resto de metros nacionales consolidados, pero sin embargo siguen paralizadas las obras del resto de líneas que conforman la red. En los pueblos, Alcalá de Guadaíra, Dos Hermanas y la comarca del Aljarafe siguen esperando por la puesta en marcha de sus tranvías, mientras que la línea C2 de cercanías que une Santa Justa con La Cartuja continúa siendo deficitaria por la falta de un consorcio que defienda la existencia de un billete único entre tren, bus, tranvía y metro.

Mientras tanto, en el norte continúan las obras de la Variante de Pajares, que contará con trazado en vía única, en su proyecto provisional, mientras que el Principado de Asturias sigue sin contar con estudio alguno para que la línea de alta velocidad llegue a Gijón. En la capital de la Costa Verde el plan de vías avanza lentamente. Hace escasas semanas que se ha llevado a cabo la demolición de la antigua estación de ferrocarril, pero aún continúa la incertidumbre de cuándo se realizará la estación intermodal y cuándo conectará con los túneles del Metrotrén que recorren por el subsuelo la ciudad, hasta el hospital de Cabueñes.

Autopistas que no conducen a ningún lugar, estructuras abandonadas envueltas en la maleza, miles de promociones de pisos y chalés que han quedado a medio construir, que se erigen como sombras siniestras en un terreno hostil. Esto es la crisis, esto es España.