Daniel Cuéllar / MÁLAGA

Posiblemente Ronda sea uno de los enclaves más cautivadores que tiene Andalucía. Hablar de Ronda es hacerlo de la tierra de bandoleros, evocar una historia que se remonta a la Arunda de la época romana, constituida a partir de asentamientos ibéricos existentes. Los visigodos le dieron continuidad hasta la llegada de los musulmanes, que dieron a Ronda el papel de cabecera comarcal y su entidad urbana.

El emplazamiento de la ciudad facilitó su defensa y la puso en una situación estratégica para dominar los pasos y caminos hacia la Baja Andalucía. Esto y la disponibilidad de tierras aptas para la agricultura le concedieron finalmente una importancia histórica notable.

Pero hoy en día, Ronda, es una urbe de casi 40.000 habitantes con todos los servicios que puede ofrecer una gran ciudad. Su historia está reflejada en cada calle, en cada rincón, y es que el centro histórico se encuentra en lo alto del tajo del río Guadalevín, lo que le confiere una panorámica muy peculiar.

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Puente Nuevo de Ronda

Concha Ruiz es una turista que se encuentra sacando una fotografía junto al Tajo y asegura, «es la primera vez que vengo a Ronda, porque soy de Novelda en Alicante. Es una gran oportunidad el haber venido a un lugar tan precioso como este». Concha confiesa que estuvo a punto de no subir, porque en Marbella, donde se está alojando, amaneció un día lluvioso. «Me hubiera perdido lo mejor del viaje», asegura.

Ronda ofrece una amplia oferta de alojamientos rurales, para perderse entre sus calles, conocer su entorno privilegiado,  disfrutar de su gastronomía, o visitar su monumentos. Puedes reservar alojamiento a través de esta web.

Entre los monumentos destacables de la ciudad se ecuentra el Puente Nuevo situado sobre la Garganta del Tajo junto con el Puente Viejo, el Puente árabe o el coso taurino. Ronda estuvo dividida y aún conserva esta división en tres barrios: el de San Francisco, el más antiguo en donde estuvo enclavado al alcázar; la ciudad, donde se encuentran los grandes edificios, conventos, iglesias y palacios, de calles muy pintorescas con arcos, columnas, artesonados y arabescos que revelan su origen; y, por último, el del Mercadillo, el más moderno, fundado a raíz de la Reconquista, notorio por su barroco caserío, deslumbrante de blancura y enriquecido por las rejerías de sus ventanas, productos de la artesanía local.

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Iglesia de Sta. María la Mayor

En la parte antigua, más conocida como «La ciudad» se encuentra la Iglesia de Santa María la Mayor, la Iglesia del Espíritu Santo, la casa consistorial, distintos museos, la Casa del Rey Moro por la que se puede bajar al fondo del tajo a través de las escaleras de la mina, la Casa del Gigante, el Alminar de San Sebastián, la desaparecida Iglesia de San Sebastián, la Casa de San Juan Bosco, la Puerta de Felipe V y gran cantidad de casas-palacio, callejuelas y plazoletas.

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Palacio de Mondragón

Asimismo este barrio alberga los palacios de Salvatierra y Mondragón, este último habilitado como museo de la ciudad, y en que se albergan numerosas piezas de valor arqueológico, además de narrar la historia, tradición y estilo de vida rondeña.

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Baños Árabes

Junto al puente Viejo, en el fondo del valle, se encuentran los baños árabes, un enclave singular que se encuentra en buen estado de conservación, y con el que se puede conocer la situación en la que estas estancias albergaban a vecinos y visitantes de la ciudad mudéjar, siendo un sitio de reunión, que albergaba estancias frías, templadas y calientes, según la proximidad de la caldera que calentaba el agua proveniente del cruce del río Guadalevín y el Arroyo de las Culebras.

Sin duda es Ronda un lugar de obligada visita, por sus monumentos, sus calles, su tradición, pero sobre todo, por su gente. Tanto es así, que el poeta Rainer Maria Rilke escribió «He buscado por todas partes la ciudad soñada, y al fin la he encontrado en Ronda. (…) No hay nada más inesperado en España que esta ciudad salvaje y montañera».