Daniel Cuéllar / SEVILLA
En ocasiones, vamos a los lugares con una imagen preconcebida, en la que más o menos sabemos lo que nos podemos encontrar. Esto, a veces nos produce una sensación de decepción, ya que no todo es igual para todos, ni todas las personas tenemos los mismos gustos sobre las cosas. No obstante, merece la pena llegar a los lugares sin saber lo que nos deparan.
El complejo histórico de Mulva-Munigua se encuentra a 7 kilómetros de la localidad sevillana de Villanueva del Río y Minas, a través de un cordal que discurre junto a la vía del tren de la antigua Ruta de la Plata, camino de El Pedroso, y que cruza el valle por un gran puente de hierro cubierto de hormigón.
En el inicio del camino, podemos observar a mano izquierda, un gran lago, que en su día fue una gran corta de explotación minera, que se comenzó a inundar al topar en las excavaciones con un manantial subterráneo, y los operarios tuvieron que abandonarla de súbito. Cuentan incluso, que toda la maquinaria quedó en el fondo del lago, a unos 80 metros de profundidad.
Continuando el camino, se llega un barrio muy peculiar de la localidad, donde se encuentra una pequeña ermita en honor a Santa Bárbara, patrona de los mineros. En este lugar se puede observar la buena compenetración entre sus vecinos, y el cuidado de las zonas comunes, que conviven entre el respeto y la armonía, junto a la vía del tren, que un día trajo la prosperidad a la zona, y que ahora se niega a caer en el olvido.
Esta línea férrea unía todas las localidades entre Sevilla y Gijón, con servicios diarios que también servían para llevar a las personas a sus lugares de trabajo, motivo por el cual, existían pequeñas paradas repartidas por toda la orografía, como es el caso de los apeaderos que existen en la comarca, como es de de la fábrica de El Pedroso, a unos 20 kilómetros camino arriba, o la de Arenillas, destino final de nuestra ruta de hoy.
En ocasiones, a lo largo del camino, se cruza la vía por pasos a nivel sin barreras, con señales antiguas que nos hacen testigos del pasado de esplendor que tuvo la línea décadas atrás, y en las que hoy resulta bastante difícil encontrar un tren a su paso.
A lo largo del camino se encuentran diversas fincas de extenso terreno, además de diversas hectáreas de olivos. En algunos tramos, el sol se esconde entre los frondosos eucaliptos, pero la protagonista del paisaje es sin duda la jara, que en esta época se encuentra en flor.
Un paisaje verde de montaña, con suaves picos, típicos de la orografía de Sierra Morena, rica en granito, y motivo por el cual, tal vez, se creó en su día la estación de Arenillas, por la cercanía del pozo de extracción número 5, ya que disponía de una vía con cargadero.
En la actualidad, existe un acuerdo firmado entre el Ayuntamiento de Villanueva del Río y Minas y Adif para la rehabilitación del entorno del apeadero, por su cercanía con la entrada del Conjunto Histórico de Munigua, en el que se contempla la construcción de una nueva estación y un aparcamiento para vehículos y autocares, además de la creación de un centro de recepción de visitantes y de interpretación en la misma estación de tren de Arenillas, para impulsar las visitas al municipio a través de este transporte público.
Por desgracia, este plan fue aprobado en el año 2011, y 6 años más tarde lo único que hay efectuados son los movimientos de tierra para la ampliación del terreno, donde se asentará el aparcamiento de la estación.
En la estación de Arenillas nos quedamos a esperar el siguiente tren que pasaría aquel día, que pudimos ver en la App de Adif. Se trataba de una unidad 598 de servicios regionales entre Sevilla y Cáceres, que al pasar nos pitó para saludarnos.
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