Rocío Gómez Romero / SEVILLA

Tras el frondoso eucaliptal que verdea el último tramo de la carretera que conecta La Puebla del Río con Isla Mayor (justo antes de arribar a la Venta del Cruce), en la antesala de la gran planicie que conforman las marismas del Guadalquivir, se asoma, muy tímidamente pero rebosante de vida, la Cañada de los Pájaros.

Esta reserva natural concertada, la primera declarada como tal en Andalucía, en el año 1991, localizada en tierras del Espacio Natural de Doñana y a escasa media hora de Sevilla capital, sorprende al visitante por la diversidad de avifauna que alberga.

Alados, bulliciosos y coloristas habitantes de la Cañada conviven en perfecta armonía en un extraordinario y cuidado entorno natural, de aproximadamente siete hectáreas de extensión, jalonado de lagunas y engalanado de  pinares, olivos, sabinas o arbustos como la jara, el romero, el brezo o el lentisco.

Aunque no siempre fue así. La Cañada de los Pájaros, una de las más importantes joyas naturales de La Puebla del Río, se asienta sobre una gravera abandonada. Una tierra dejada de la mano de dios y del hombre que sus fundadores y actuales administradores, Maribel y Plácido, convirtieron a mediados de los ochenta en paraíso avícola. Estos dos biólogos, apasionados de las aves,  la naturaleza y la vida en Doñana, obraron el milagro de transformar una escombrera en un centro ornitológico que desde hace décadas es un referente nacional en investigación y cría en cautividad, recuperación de avifauna, ecoturismo y educación ambiental.

Una visita para descubrir el valor de los humedales

Unos dos centenares de especies distintas de aves tienen su hogar, durante todo el año o de forma estacional, en la Cañada, una reserva que es además centro de cría en cautividad de ejemplares que hace unos años estuvieron en grave amenaza de extinción, como la cerceta pardilla o la focha cornuda.

Estas dos especies son las grandes estrellas de la suelta de aves que cada año se organiza aquí a principios de febrero para conmemorar el Día de los Humedales. Un día grande en la Cañada, que este año tuvo lugar el pasado sábado 6 de febrero, con varios centenares de familias participantes y dos padrinos de excepción, el naturalista y ornitólogo Luis García y el comunicador ambiental Ezequiel Martínez. Una cita que bajo ningún pretexto debéis dejar pasar en próximas ediciones.

La visita a la Cañada, que puede hacerse libremente o de forma guiada (principalmente para grupos), es una oportunidad para descubrir el incalculable valor de los humedales y la biodiversidad de la avifauna relacionada con estos ecosistemas vitales para la Tierra, cuyos máximos exponentes al sur de la península encontramos en la Doñana que se extiende por las marismas del Guadalquivir, en la provincia de Sevilla.

El agua es, por tanto, un elemento clave en esta reserva, especialmente la de su laguna grande, palpitante corazón de la Cañada, que ofrece sin duda una de las estampas más cautivadora de este espacio natural. Poblada por una blanca y alegre colonia de flamencos, primeras siluetas que llaman la atención del visitante, estas emblemáticas zancudas comparten escenario con cormoranes -con las alas al sol-, cigüeñuelas, avocetas, moritos, garzas o las exhibicionistas fochas cornudas, más cercanas a las orillas, siempre conscientes de su importancia en este lugar.

Alrededor de la laguna,  siguiendo un recorrido circular de aproximadamente un kilómetro, el visitante encontrará zonas habilitadas para la observación de la avifauna y para descansar o disfrutar de las extraordinarias vistas,  y donde podrá prácticamente «tutear» a otros confiados inquilinos de la Cañada.

Son los que prefieren moverse, libremente, por tierra firme y sin temor alguno a los humanos. Ánsares -hermanos de esos que estos días surcan los cielos del Aljarafe-Doñana en su regreso a tierras norteñas-, cisnes, pavos reales, patos  y las altaneras grullas, que siempre hacen las delicias de los más pequeños.

Otras muchas especies pueden observarse en los árboles o en recintos cerrados, en semilibertad, donde son cuidadas por Maribel, Plácido y su equipo. En estos entornos cerrados encontraremos aves típicas de Doñana y sus humedales –en reproducción o recuperación-, especies exóticas y alguna que otra más escurridiza y difícil de ver en la naturaleza, como la malvasía  o el calamón.

Experiencia ecoturística

En definitiva, la Cañada de los Pájaros, que es punto de información de la Carta Europea de Turismo Sostenible de Doñana (CETS),  es como una foto fija de las bellezas ornitológicas de la zona marismeña del Espacio Natural, que además nos brinda la posibilidad de vivir una experiencia ecoturística completa, especialmente si vamos acompañados de niños.

La experiencia que disfrutaremos a través de una visita guiada o por nuestra cuenta,  a ritmo lento y sin perder detalle; participando en actividades de educación ambiental o alojándonos en su casa, situada en una de las zonas nobles de la reserva, con capacidad máxima para cuatro personas y completamente equipada. Un hospedaje tranquilo, entre la gran laguna y un bosque de pinares, donde dejarse llevar por la bella música de los pájaros.

Y otro elemento que no falta en la Cañada de los Pájaros es la gastronomía marismeña. En su taberna podemos y debemos sucumbir al placer del buen comer, en una coqueta estancia con maravillosas vistas a una de sus lagunas. Un escenario ideal para degustar platos marismeños y ricos postres caseros de la comarca Aljarafe-Doñana.